miércoles, 9 de septiembre de 2009

La Captura del Siglo Cap 25 : Si desconfían de mí, pido que se me investigue

















“ ¡ Permiso , Señor Presidente, si desconfían de mí, quiero que me investiguen ... soy un jefe honorable y considero que esta situación es injusta... pido que se me investigue!" – gritó , Químico, casi con exabrupto , dirigiéndose al Presidente Alberto Fujimori , quien estaba detrás de una amplia y elegante mesa entregando los diez mil dólares como recompensa a los integrantes del Gein por la captura del líder senderista.


Alrededor de Químico se agrupaban en orden jerárquico, altos jefes de la policía y periodistas de los principales medios de comunicación del país y corresponsales extranjeros que se habían dado cita ese día para perennizar la escena de entrega de la recompensa a los 82 miembros del Grupo Especial de Inteligencia .

Se iba a repartir 800 mil dólares del millón de dólares que había prometido el Gobierno como recompensa por la captura del líder senderista.

Del millón de dólares, “Kutrín” separó 200 mil dólares y le dijo a Acero que una parte de dicho dinero lo iba a donar a un orfelinato de niños pobres de Huamanga.

¿Cuánto donó y con cuánto se quedó?

Es un misterio sin resolver.

El resto de los 200 mil dólares – se calcula unos 120 mil dólares- fueron distribuido entre los miembros de la DINCOTE que no pertenecían al GEIN.

Acero aceptó que el dinero destinado para la recompensa debía distribuirse en partes iguales entre todos los miembros del GEIN , que en esos momentos eran 82. Tal es así que todos los miembros del GEIN iban a recibir de manos del Presidente Fujimori , diez mil dólares , sin distingo ni discriminación de ninguna clase. Así hayan llegado al grupo un mes antes o estuvieron de vacaciones o permisos cuando fue detenido el líder senderista.

Estando formados los agentes del GEIn, de riguroso terno azul , esperando que el presidente Alberto Fujimori empiece a entregar personalmente el dinero, Químico, de estar a la cabeza de la columna, poco a poco iba retrocediendo y al estando al final de la columna, se dio cuenta que no había sido considerado en la lista para recibir la recompensa de los 10 mil dólares, y por consiguiente, el ascenso a coronel.

Se abre ante la multitud de jefes, oficiales y subalternos que estaban agrupados, alrededor del presidente y se acerca a la mesa de honor.

Encima de la mesa se podía ver dos sobres que habían sido separados, uno correspondía a Químico y el otro al Técnico Walter Cápac.

Inmediatamente, Químico relaciona este hecho con la investigación que había practicado Inspectoría de la DINCOTE por orden de Kutrín con la finalidad de descubrir al autor o autores de la venta del video- casete donde aparecía Kutrín conversando con el Cachetón el día de la captura, 12 de setiembre .

Fue sacudido por un presentimiento: no le iban a dar el dinero que le correspondía.

Estaba preocupado porque de ser el primero de la columna, todos avanzaban y él se quedaba atrás .

También le llamó la atención de que antes de que el presidente Fujimori empiece a la entrega de los sobres , había repetido , un tanto enfadado , que "el video casete había sido vendido y por lo tanto ya se había encontrado al responsable y que iba a ser severo con los responsables”.

Ese tono indignado del presidente cayó como un baldazo de agua fría.

Todos cruzaron miradas y se levantó un rumor como una oleada.

Hasta ese momento, se sabía que Inspectoría de la DINCOTE, a cargo del Coronel Estremadoyro, había realizado una investigación disciplinaria dispuesta por Kutrín para encontrar al culpable de la supuesta venta del video-casete sobre la captura de Guzmán en donde aparecía Kutrín conversando con él , pero se desconocía el resultado al cual había llegado Inspectoría , y por supuesto, se ignoraba quién o quiénes habían sido los culpables de dicha venta .

Estos son momentos donde a veces la victoria o el éxito en la vida tiene un suave y amargo sabor a culpabilidad.

Por la actitud de sorpresa y desesperación de Químico , Acero dedujo que ya sabía que los sabuesos de Inspectorìa de la DINCOTE habían encontrado un presunto autor y no cabía dudas que era él y el Técnico Cápac, motivo por el cual, no le entregaban sus sobres conteniendo la recompensa de 10 mil dólares y le negaban el ascenso a coronel .

Todo se desarrolló de manera rápida , sorpresiva y Acero , sentía algo de remordimiento por lo que estaba pasando , Químico .

Acero se sentía culpable por no adoptar medidas de seguridad con respecto a los videos que contenían las imágenes de la intervención en la casa de Los Sauces el 12 de setiembre.

Se dedicaron a celebrar y se olvidaron de esos pequeños detalles.

Algunas imágenes salieron al exterior y fueron publicadas como primicia por una televisora española.

En realidad, el que entregó las imágenes, editadas, fue Kutrín a la periodista Cecilia Valenzuela y ésta a su vez, se los entregó a la corresponsal de prensa de la BBC de Londres . Este detalle se conoció años después .

Cuando , Químico se dio cuenta que no era llamado para la entrega de la recompensa , presintió que había sido escogido como el chivo expiatorio en esta investigación manipulada por Kutrín, quien quería encontrar un culpable y ese fue Químico.

En ese momento, Acero pensó en tirar todo por la borda.

Pero estaba sujeto por ese placer del éxito, del triunfo. ¡Maldita sea!

Acero sentía que también tenía responsabilidad en lo que estaba sucediendo. No dispuso las medidas de seguridad convenientes con relación a los videos casetes que existían sobre la detención del líder .

En realidad, debía estar en lugar de Químico, pero sería un escándalo escogerlo como chivo expiatorio porque sabían quién había creado el GEIN y había dirigido el operativo Victoria que condujo a la captura de Guzmán .

Químico era más vulnerable , y además , Kutrín le tenía cierta tirria . La rama se quebró por ahí.
Durante la entrega del dinero, cuando el presidente Fujimori no pronunciaba su nombre y apellidos, se lo notaba nerviosos e incómodo.

Se había colocado en la cabeza de la columna, delante de Acero, ya que éste era el lugar que le correspondía por su antigüedad en la jerarquía.

Químico le llevaba a Acero dos años en antigüedad de escuela .

Habían ascendido juntos a comandantes, pero seguía primando la antigüedad de egreso de escuela .
Cuando no escucha su nombre , no supo que actitud adoptar.

Por instantes, permane clavado en el suelo, sin saber que atinar.

Las luces brillantes de las arañas colgantes de la sala de recepción del antiguo club de ciudad de la ex Guardia Civil, que se había acondicionado para la ceremonia de entrega del millón de dólares de la recompensa por la captura de Abimael Guzmán, resaltaban aún más la palidez de su rostro oriental.

Cuando Químico terminó de increparle al presidente de que si desconfiaban de él , que lo investiguen, se hizo una larga pausa seguido de un silencio sepulcral .

Todos callaron: periodistas, altos jefes de la policía, ministro y los integrantes del Gein que recibían la recompensa.

Poco a poco, las miradas se iban concentrando en un punto y su figura fue objeto de atención.

Químico permanecía estático. Estaba parado a cuatro metros, frente al presidente cuyo rostro estaba turbado.

El Chino Fujimori veía frente a él un rostro redondo de ojos rasgados como los suyos, en actitud insolente.

Esto no estaba dentro del programa. Frunció el entrecejo y se quedó mirando fijamente al osado comandante que vestía un riguroso traje azul marino y estaba parado frente a él, con la mano izquierda abierta , los dedos pegados al pantalón y con la otra mano, haciendo puño .

“ Insubordinación.. Rebeldía"- musitó uno de los generales de la policía al oído del Director General .

Hablarle así al presidente, sin antes pedir audiencia.

! Increíble!

Químico había roto toda regla.

Pero no pudo más, explotó. Su habitual serenidad se rompió, no pudo contenerse más.

Sospechar de él. Tildarlo a él de corrupto, de haber vendido el video casete.

Esto fue la peor ofensa que podía recibir. Fueron segundos interminables; de pronto, se escuchó un estallido de aplausos que rompía el silencio.

Provenía de los 80 integrantes del Gein que estaban formados en el hall.

Los aplausos crecían , contagiaban, mientras que Químico permanecía estático, imperturbable, con mirada indescriptible.

Tenía treinta y nueve años, cabellos cortos, nariz aplanada y su robusto cuerpo estaba en tensión.
Los dedos de las manos , estirados, congelados, a los costados de la línea del pantalón.

Cuando escuchó los aplausos fuera del salón, volteó sus miradas humedecidas. Estaba nervioso. Era más que seguro que su misma osadía lo había sorprendido.

Había expresado clara y toscamente sus ideas, como siempre lo hacía, sin máscara ni medias tintas, directamente, al grano.
.
Atacaba de frente, era su naturaleza.

Sus palabras cayeron como un baldazo de agua fría, sorprendió a todos.

Los edecanes del presidente se incomodaron, trataron de retirarlo del lugar.
El presidente lo miraba con interés.

Químico pidió permiso para retirarse del lugar.

No le dieron el sobre.

En esos momentos, era el sospechoso de la venta del video- casete que había rebotado por España y llegado al Perú y tenía que soportar una sanción severa.

No le dieron los 10 mil dólares y tampoco ascendió a coronel por acción distinguida.
Está dicho que no existe la felicidad completa.

Por un lado, los miembros del GEIN sentían alegría por el reconocimiento que les habían brindado ; por otro lado, eran embargados por una inmensa tristeza porque dos del grupo habían sido marginados .

Después de la ceremonia, todos volvieron a La Fortaleza y se reunieron en la sala de operaciones, esperando la aparición de Químico y Cápac.

Lo que más le incomodaba a Químico era el hecho de que fue sorprendido , lo citaron a la reunión de entrega de lo sobre y no le dijeron nada que ya tenían dos culpables , porque si tenía alguna sospecha de que no le iban a dar la recompensa, hubiese evitado pasar por dicha situación incómoda .

Químico era apreciado y muy querido por todos del Gein y pasaba por momentos difíciles.

Sospechaban de que él había vendido el casete y para tranquilizar al presidente, lo entregaron como cabeza de turco , como chivo expiatorio .

Al llegar al Gein, todos se fueron congregando en la sala de operaciones.

Había que buscar una solución en cuanto al dinero que no le habían dado a Químico y Cápac.

Todos los agentes se pudieron de acuerdo e hicieron dos bolsas para cubrir los diez mil dólares que no le habían dado a Químico ni al Técnico Cápac.

Este gesto le demostró a Químico que su gente confiaba en él, pero quedaba de por medio la sombra de algo injusto.

Compartió con todos el almuerzo y luego se retiró. Su ánimo no estaba para celebraciones.

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