jueves, 18 de junio de 2009

La Captura del Siglo.-Capítulo 9: La teoría de inteligencia operativa policial.

Es un reto enfrentar a un enemigo que nunca da la cara , permanece oculto y clandestino.


Sendero Luminoso era un aparato clandestino, se movía en las sombras y hasta fines del 90, se ignoraba las verdaderas identidades de su principales dirigentes y cuadros, a excepción de su líder, Abimael Guzmán.


Cuando se crea el GEIN, asumimos el reto de luchar contra una organización clandestina, motivo por el cual, no sólo bastaba crear una organización moderna, tecnificada, sino que se debía seleccionar con mucho cuidado a los futuros agentes para evitar la infiltración y fuga de información.


La clandestinidad del enemigo nos hizo ver lo imperativo de contar con nuestra propia inteligencia, de manera puntual, exacta, oportuna y la necesidad de imbuir a los agentes del principio “ todo esfuerzo inspirado por un propósito común es más auténtico y más confiable, que el esfuerzo inspirado sólo por exigencias autoritarias, castigos o recompensas fijas”.


El propósito común debía conseguirse a través de una teoría que contenga ciertos principios y valores sobre los cuales se edificaría la estructura organiz
ativa.


Agente del GEIN mimetizado en el ambiente.


De esta manera nace la teoría de inteligencia policial operativa que era la combinación de la inteligencia clásica con la investigación criminal, dos eslabones de una misma cadena, cada una con sus características propias pero ligadas entre sí, que se retroalimentaban en una especie de reciclaje.


Antes de 1990 , teníamos la idea de que la inteligencia era algo exclusivo y que debía ser monopolizada por el Servicio de Inteligencia Nacional. Nadie podía incursionar en este terreno minado y debíamos esperar que el SIN nos pase la bola para recién ejecutar los operativos .


En realidad, nunca fue así. Tuve la impresión de que el SIN era más cáscara que grano.


La DINCOTE , hasta 1990 , daba buenos resultados , pero era un ente pasivo , esperaba que traigan los detenidos y luego los investigaba , salvo algunas investigaciones que culminaron con brillantes capturas , pero siempre fue “después de las capturas e interrogatorios”.


Se había desarrollado la investigación criminal hacia niveles altos, pero faltaba el complemento, la inteligencia operativa. Por lo que se hacía indispensable agregarle una etapa previa a la investigación que nos permita conocer al enemigo y recopilar información sobre él , antes de golpear. Es lo que conocemos como el principio “ probar antes de detener".Este principio dio vuelta a la tortilla .


Hasta ese momento habíamos actuado al revés: primero detener y luego probar la participación o responsabilidad del terruco. Y para probarle, muchas veces se tuvo que llegar al "tercer grado" o la tortura.


Cuando se crea el GEIN, se crea la teoría de inteligencia operativa policial y empieza a ser el faro luminoso de la naciente organización.


Como era de esperarse, cada vez que decíamos que se había creado una nueva teoría y método de investigación, combinando la inteligencia clásica con la investigación criminal, tirios y troyanos se rasgaban las vestiduras.


Decían que el GEIN estaba violando el sagrado lugar que ocupaba la tradicional doctrina de inteligencia, que esta teoría sólo contemplaba la búsqueda, procesamiento y difusión de la información para que otros actúen y así obtener resultados, protegiendo la identidad de los agentes de inteligencia.

La teoría de inteligencia policial operativa que habíamos creado planteaba obtener , procesar la información y luego "golpear"( detenciones y capturas, hasta poner a los detenidos a disposición del fiscal). Todas estas fases lo hacía una sola organización , en este caso, el GEIN.


De esta manera se cerraba el ciclo y un vez terminada la operación, se volvía a montar otra y así sucesivamente. La idea era no perder la sorpresa y oportunidad, claves en toda lucha .

La experiencia nos obligó a cerrar el círculo.


Cuando empezamos a desarrollar y ejecutar las operaciones de inteligencia, pensábamos que para mantener el espíritu de cuerpo , llevarnos bien con los Deltas, debíamos intercambiar información y coordinar el golpe , días antes, para que estos grupos operativos ejecuten o actúen en la fase final .

Así, después de la coordinación, el Gein se retiraba a proseguir con las operaciones y los Deltas se hacían cargo de las detenciones y la investigación , hasta poner a los implicados a disposición del Fiscal .


Así se hizo en la primera operación (ISA) . Se coordinó con un Delta para que nos apoyen en las intervenciones de la casa de Monterrico , y todo salió bien.

Pero en la segunda operación, hubo fuga de información . La ejecución debía empezar el 15 de septiembre de 1990 , se coordinó con el Delta 6 para que se hagan cargo de las detenciones y allanamientos de las casas pero cuando estábamos listos para "desatar la tormenta", nos dimos cuenta que los principales objetivos habían desaparecidos (no se les veían en sus lugares habituales de contactos).


En esos momentos pensamos que "habían sacado la ovise" e hicimos un repliegue táctico. A los tres días, recuperamos a los objetivos y se logró culminar con éxito la operación, desarticulándose el aparato de propaganda de SL, capturando al 60% de sus integrantes, pero no logramos alcanzar la meta de destruir toda la organización.

A partir de esta amarga experiencia, anoté como lección : "Nunca debemos perder la sorpresa y la oportunidad".Y prácticamente, después de esta experiencia, el GEIN cubrió la fase de intervenciones y allanamientos, creándose para tal fin el departamento de investigación básica, dentro de la estructura del grupo y nace la teoría de inteligencia policial operativa: la inteligencia se liga con la investigación y el GEIN se hace cargo de ambas fases . Después de las capturas, entre el grupo de investigación básica a continuar con la investigación, la recopilación de pruebas, hasta la elaboración del atestado policial .


Durante el desarrollo de la operación, el departamento de investigación básica se encargaba de recopilar datos de inmuebles, personas y vehículos vinculados a la operación de inteligencia. Apenas culmina la primera fase, investigación básica se hace cargo de la investigación, mientras que los agentes se replegaban para continuar con la Ovise.


La fase de inteligencia nos permitía descubrir cómo piensa, siente y actúa el terrorista. No existe otra forma de conocer estos detalles debido a que las estas organizaciones por su modalidad de actuar, su dirigencia y los elementos de ejecución actúan en la clandestinidad y era difícil su detección, ubicación y captura.


La investigación empieza inmediatamente después de culminar la fase de inteligencia con las detenciones, allanamientos de inmuebles, actas, análisis de la documentación incautada, interrogatorio de inteligencia, las diligencias de verificación y confrontación, pericias, etc.

Esta segunda fases era como la luz que iluminaba las sombras en que muchas veces navega la inteligencia.


Con la teoría de inteligencia operativa policial aparecen nuevos conceptos como inteligencia policial operativa, operaciones de inteligencia operativa, interrogatorio de inteligencia etc.

Las operaciones de inteligencia operativa eran procedimientos planificados que se realizaban en dos fases, inteligencia e investigación. La primera, se basaba en actividades encubiertas (inteligencia); la segunda, era abierta o legal (investigación).

La segunda fase (investigación) estaba a cargo de agentes del GEIN que eran “investigadores”, o sea, procedían de la ex Policía de Investigaciones que había hecho de la DINCOTE su bunker.


Los ex PIP se mueven en extremos: grandes pesquisas o grandes bribones. No existen medias tintas. Había en ellos esa astucia e intuición que se requería para este tipo de trabajo.

Cuando se selecciona a los agentes para el Gein, uno de los principales problemas que encontramos fue el cambio de hábitos y costumbres que hacía que "el enemigo de un raya es otro raya".


Los oficiales y subalternos que llegaban cambiados a la DINCOTE, entre 1982 hasta 1989, en su mayoría, era porque no los querían en otras unidades los arrimaban en esta dirección especializada como zona de castigo.

Pero, de vez en cuando, llegaba algún personaje "quijotesco" que pensaba acabar con el terrorismo para darle tranquilidad y paz al sufrido pueblo peruano.

Los pocos que podían escabullirse, con bastante fortuna, podían llegar a la "Fiscal", "Migraciones" o "Narcóticos". Estos sí que eran afortunados.


Los desafortunados eran arrojados a la DINCOTE para combatir a esos terrucos misios que muchas veces no tenían que comer y había que darle un pan, quitándonos de la boca.


- "Mira, con qué gusto comen esos zarrapastrosos"- observó un día un celador del Calabozo de la DINCOTE, donde habían varios detenidos por terrorismo.


- ¡ Claro, es que son pobres ! – exclamó un viejo policía.


La mejor salsa del mundo es el hambre y como ésta no falta a los pobres, siempre comen con gusto.Todos se quedaban pensando en lo que decía.


Los intereses personales estaban enraizados, profundamente, en el alma y el corazón de los ex PIP que trabajaban en la Dincote. ¿Cómo cambiarles de actitudes ? ¿Cómo motivarlos? ¿Cómo darles una razón de lucha ?


¿Qué principios y valores debía entronizarles en sus mentes y corazones ?


Recordaba un principio:"los hombres combaten mejor cuando lo hacen por algo en lo que creen".


Había un buen punto de partida : la mayoría de los ex PIP conocían la técnica de investigación criminal , la experiencia los habían hecho expertos en el manejo de esta difícil e importante especialidad , que tanto logros había dado a la policía y que estaba venida a menos desde la "integración" en 1988. Había que complementar sus conocimientos con la inteligencia clásica.

Más aún, en la DINCOTE se llegaba a combatir , no había otra opción.


En los inicios del 90, la vida no valía nada. Casi, dejando un día, los terrucos aniquilaban a un “perro sarnoso de la reacción”- así llamaban a las fuerzas del orden .


- "¡Muere perro, concha de tu madre!"- Le escupían en la cara, mordiendo su rabia y volvían nuevamente a disiparle , a la cabeza, para "asegurarse" de que no quede ningún hálito de vida. Así la terrucada mataba a los policías, entonces era una cuestión de vida o muerte.


¿ Por qué las mujeres daban el tiro de gracia ?


Los maoístas le daban su lugar a las mujeres y en sociedades como las nuestras, donde las mujeres están relegadas a un segundo plano, después del hombre, darles un lugar de privilegio y tareas de responsabilidad como mandos o dirigentes, como lo hizo SL, era esperar de ellas , sacrificio y entrega absoluta, con pasión .


El otro problema era deslindar posición con los terroristas : si ellos mataban o secuestraban , nosotros debíamos trazar una línea que nos separe y diferencie.


En sociedades como las nuestras, donde el respeto y el valor de la vida estaban por los suelos, en sus más bajos niveles , plantear el respeto de la vida, nos colocaba en la otra orilla de los terrucos.

Así se trazaba una gruesa línea divisoria. Mientras ellos mataban, nosotros, no.

Esto era importante: respetar y proteger la vida por encima de todo.

La libertad era el segundo valor. Cuando uno pierde la libertad, pierde la mitad de la vida .

El policía tiene en sus manos la libertad de muchas personas, una mala investigación y lo envías a la cárcel.

Algunos fueron pasados a la cárcel como terrucos , sin serlo , y después de unos años salieron odiando a todo el mundo y convertido en terrucazos.


Las cárceles (Luminosas Trincheras de Combate) eran s universidades, entraban inocentes y salían diplomados.

Además de defender la vida, la libertad , se debía defender la democracia.

Algo paradójico. El policía defendiendo la democracia , al sistema que le quitaba en ese entonces la esencia de lo humano y lo considera "no deliberante", o sea, no pensante.

Ni siquiera era tomado en cuenta para aquello que se conoce como "democracia directa". Bastante complejo. Eran años donde el policía no tenía derecho al sufragio que recién se aprobó en el año 2006.


Pero, había que defender la democracia porque los terrucos planteaba conquistar el poder para instaurar la República Popular del Perú, hasta el comunismo.


Estaban luchando para construir el nuevo poder, así decían en sus documentos, los embriones del nuevo poder eran los Comités Populares.


-¿ Qué defiendes? - le preguntó el terruco a un agente de la Dincote, recién egresado de la escuela.


- "Al Estado"- respondió.


- "Defiendes a este viejo y caduco Estado que te explota y te paga un sueldo mísero"- con esta aclaración lo hizo remecer al agente.


-“Esos terrucos son uno pendejos”- maldecía El Duro, cada vez que se enteraba que hacían esta pregunta a los agentes que los custodiaban en el Calabozo de la Dincote.


Debíamos encontrar y enseñar valores prácticos, entendibles, que se opongan a los que ellos dicen defender. En esos momentos, los principios de defender la vida, la libertad y la democracia, era contraponer una especie de ideología a otra , porque la lucha no era sólo policial o militar, tenían componentes políticos e ideológicos.


Eran valores, válidos, actuales, entendibles, digeribles; el policía los digería bien.


- "Sobre una base ideológica se construye lo orgánico"- les decía Guzmán a sus seguidores.
La organización se construía sobre la base ideológica, el marxismo, leninismo, maoísmo, pensamiento Gonzalo.


Nosotros ya teníamos una base ideológica: protección y defensa de la vida, libertad y democracia. Ahora , debíamos construir lo orgánico.


¿ De dónde sacar el material humano para luego transformarlo en agentes de inteligencia policial operativa ?


¿ Cómo moldear el personal de agentes para convertirlo en un verdadero mordedores en la calle?


Una especie de lobo solitario, que sepa observar, calcular, oler, seguir, vigilar, morder, replegarse, volver a seguir, ocultarse.

Amos de las calles, de los cerros, de los pueblos jóvenes, de los asentamientos humanos, de los barrios y barriadas.

Que cuando muerdan a su presa, no la suelten , la sigan hasta llegar al lugar donde duermen , y levantarlos al día siguiente , vigilarlos, seguirlos, oler, ver, ocultarse.

¿Dónde encontrarlos?


Todos los 15 de septiembres, los ex PIP se buscan y se juntan, sin previa cita. Cualquier lugar en bueno para recordar tiempos felices, elevar promesas y lamentarse de lo que fue y no pudo ser. Es triste recordar tiempos felices cuando estamos en desgracia. Los ex PIP sienten que con la famosa "integración" cayeron en desgracia.


Algún chifa, Las Casuarinas, Chimesa, Don Antonio, cualquier bar es oportuno para desgranar las frustraciones y lanzar al aire las impotencias. Claro está, estas reuniones son y serán clandestinas. El comando policial, que casi siempre son ex Guardias Civiles o ex Republicanos, no deben enterarse de que los "rayas" se juntan para celebrar el 15 de septiembre.


Eso atentaría contra la "sagrada integración policial".

Los "rayas" quieren celebrar el 15 de septiembre.

Les dicen que el 15 es historia, que ahora existe el 6 de diciembre, fecha cuando nace la Policía Nacional.

Se dictan directivas, memorándum, amenazas, estado de emergencia, inmovilidad, etcétera, pero los "rayas", tercos, siguen reuniéndose.


Con tantas amenazas y peligros en su carrera policial, el ex PIP se ha vuelto amante del peligro y le gusta el sabor de las amenazas.

De todas maneras, el 15 de setiembre es un gran día para celebrar. Se pasan la voz en las oficinas y plantan máquinas de escribir.

Las Casuarinas es el punto de encuentro. Si te falta dinero, siempre encuentran alguien quien te invite un par de "chelas". Ese lugar es nuestro.


Se disfraza la reunión: Día de la Cooperativa 15 de Septiembre. Eso disimula.

Para las otras instituciones, ese día no existe. Y si se portan mal los detectives, ponle uniforme y así serán más disciplinados. Pero igual, tercos, se juntan.

Lo mismo hacen los "tombos" y los "repuchos" en sus aniversarios. Debajo de su pecho está su corazoncito. Es la historia. Eso nunca se olvida.


Existen muchos héroes que ofrendaron sus vidas por las instituciones para borrar de un plumazo todo ello.

La historia que mantiene la unidad y la continuidad de las instituciones no debe olvidarse.

- "Soy policía nacional, pero me quito la camisa y en mi pecho está las letras GC"- dicen algunos.


Esos momentos fugaces sirven para juntar las piezas rotas de la unidad y la continuidad. Trago van y trago vienen. Bebemos para olvidar que tenemos vergüenza. El trago suelta la lengua, baja la guardia y altera de algún modo el sentido de la realidad.


Puedes ser testigo de ver cómo las lágrimas, retenidas bajo los párpados de curtidos policías, resbalan por sus mejillas mientras los recuerdos del pasado se agolpan en las mentes de lo que pudo ser y ya no es.


- "Ellos tienen la culpa"- murmura un curtido detective.


- ¿ Quiénes"- pregunta algún invitado ocasional a la reunión.


- "Los generales, el comando, Reynaldo Rodríguez, todos tienen la culpa"-

Responde el policía, lamentándose de la mala suerte de una institución que estaba proyectada hacia arriba. Que tenía las mejores funciones y sus miembros cubrían plazas apetecibles. Cada vez que recuerdan a los presuntos culpables de la desgracia, maldiciones y escupitajos.


- "Nosotros somos los únicos culpables... no vale llorar sobre la leche derramada"- comenta uno de ellos, mientras abraza a su amigo. El llanto les aniaga el alma. Luego, con la mente enturbiada por el alcohol y el corazón envuelto en la desesperanza, prometen a los cuatro vientos dar la vida por la institución mientras se aferran a la ilusión de ver desplegar sus alas, como el ave fénix, desde sus cenizas.


Se abrazan con amor mientras consumen horas y horas de cerveza y cantan con frenesí las notas del Himno del Detective.

Al día siguiente, nada ha cambiado. Todo sigue igual. El ex PIP sigue siendo un policía lleno de prejuicios, temores, complejos y cree que el enemigo y rival es el otro raya, como él.

¿ bichos raros de la sociedad ?

Sí, como todos los policías. En un momento son los más solicitados, pero al día siguiente, los más olvidados. Esto une a todos los policías y los hermana en la desgracia.


- "¿Qué somos, Rambito ?"- me preguntó desesperado un día un ex PIP, cuando supo que estaba en la lista de los repechados.

Su falta: tratar mal a un "Padre de la Patria" cuando se acercó a recomendar a un detenido en Seguridad del Estado. Miró mal al político y no lo atendió , diligentemente. Después de este hecho, sus horas estaban contadas.


Espero paciente que su nombre aparezca en la lista de los "repechados".

Mientras se hacía esta pregunta sideral, gruesas lágrimas de impotencia resbalaban por sus curtidas mejillas. Acababa de cumplir treinta años de servicios "reales y efectivos". Toda una vida entregada a la institución. Seguía hablando como poseído y sus ojos inyectados de alcohol miraban al vacío, como queriendo rescatar de su memoria las grandes hazañas que había hecho en la lucha contra el terrorismo.


- Te acuerdas cuándo en 1983 cogimos al Camarada Pedro, el hermano menor de los Chávez Días, el mando político de los tres destacamentos especiales de sendero.


- “Claro, cómo no recordar esa captura , logramos traer abajo al metro con estas caídas”.


Hizo una ademán con su cabeza para que me acercara más a escucharlo y me hizo este comentario: "Me dicen que he venido a realizar no se qué fin, que debo tener una alta función social, que desde una perspectiva ética y social mi actuación".


Eso no es lo que repites en tus conferencias, rambito. Solté una carcajada. Sacó de su bolsillo un pequeño libro de pasta celeste con el epígrafe "Ese bicho raro que es la policía" y se puso a leer en voz alta: "...como policías nos colocan en estereotipos, como si estuviéramos al margen de la vida, de los avatares de la sociedad. Hasta a veces, llegamos a dudar si realmente somos humanos: un no hombre, como diría Miguel de Unamuno...un hombre que no es de aquí o de allí, ni de esta época o de la otra, que no tiene sexo ni patria, una idea, en fin, un no hombre.... ".

Luego de una pausa y de una bocanada de aire, siguió leyendo en forma pausada, mientras que poco, otros rayas se acercaban a escucharle.


¡Amigo mío!, nos piden que nos sacrifiquemos por la sociedad, que debemos entregar la vida por nuestros prójimos, por la patria, la nación y nosotros ¿qué? ¿Alguien se preocupa por nosotros? ¿a alguien le interesa que también somos hombres de carne y hueso, que lloramos, sufrimos, tenemos ideas y también pensamos?"


Seguían llegando más ex PIP, mientras leía el viejo policía "El bicho". El curtido policía frisaba los 46 años, sus cabellos grises brillaban a la luz mortecina de las arañas de uno de los salones de Las Casuarinas, de mirada punzante, voz suave y palabras duras.


- “¡ Estás borracho !”- le gritan los que se habían acercado para escucharle.
- “¡ Cállate!”


Te culparán de ser insubordinado, rebelde y "enemigo de la integración".


Bendita etiqueta. Te tildaban de eso y estas frito para el comando. La integración policial era sacrosanta, nadie podía discrepar con ella.


La "integración policial" o "desintegración"- es lo más pertinente- se dio al final del gobierno aprista (1988), cuando se crea la Policía Nacional, agrupando a las tres instituciones (ex PIP, ex GC y ex GR). Se buscaba combatir la corrupción, lograr efectividad en la labor policial y evitar las broncas entre "rayas" (ex PIP) y "tombos" (ex GC) que se hacía notorio. ¿ Por qué debo callarme ?

Pronto me iré de la policía, ¡ahora puedo decir lo que me venga en gana! gritaba el "raya", alzando su copa llena de cerveza.


- "¡ Ahora puedo decir lo que me venga en gana!” “ ¡Cobardes!”


Poco a poco se iba quedando solo. Bien dicen que el borracho es uno de los pocos que casi siempre dicen la verdad. Se le rompen los frenos inhibitorios. Muchos se apartaron de él como si estuviera sidoso.

Seguía hablando consigo mismo: "me piden que debo tener conciencia de los principios éticos y morales, que ello debe regir mi actuación... debo considerar a los demás como fines no como medios". Pues no se trata de mí tan sólo, se trata de los demás.

La civilización, toda, se endereza ante un hombre, a cada hombre, a cada yo.


- "Yo soy policía ¡Carajo!, pero también soy un ser humano" -exclamaba.

Su estado era cercano al paroxismo. Se me exige que me sacrifique por los demás, por mis compatriotas, por mis hijos.

Es todo un sacrificio enorme ¿Verdad?

Era uno de esos tantos 15 de septiembre y estábamos en el Centro de Esparcimiento Casuarinas, club social que congrega todos los años a los que proceden de la ex Policía de Investigaciones. Cualquiera que lo escuchara pensaría que estaba hablando estupideces.


Un policía deliberando, discutiendo sobre temas morales, sobre los problemas de la vida diaria.

Era de Ripley, un policía "pensando" en voz alta. Si los legisladores que colocaron en la Constitución Política de 1928 el término "no deliberante", se enteraran que un policía también llora, siente, piensa y tiene conciencia, verdaderamente se sorprenderían sobremanera de comprobar que también son seres humanos.


Otros constitucionalistas, más escépticos, tratarían de justificar esta situación anormal diciendo que en las constituciones se colocó la palabra "no deliberante" para quitarles un gran peso de encima a los policías y darles alivio al no tener conciencia, para que no tengan ese sentimiento trágico de la vida que acompaña toda su vida a un ser humano, para alejarlos también de todo los sufrimientos que derivan del hecho de tener conciencia de las cosas.


Si así pensaron, pues todo está justificado y que sigan colocando la palabra "no deliberante" hasta el fin del mundo.


Porque el hombre al tener conciencia comenzó a pensar que el mundo no siempre se hizo para ser feliz y anidó en él ese "sentimiento trágico de la vida".


Entonces para qué complicarle la vida al policía.Que siga siendo "no deliberante" y que se deje de cojudeces. No se le paga para pensar sino obedecer y cumplir las órdenes. Imagínense si el policía fuera deliberante. El policía seguía hablando y cada vez sentíamos que nos quedábamos solos. Levantó la voz, como queriendo penetrar el silencio de la noche y dijo: "Exijo que me traten como un fin en sí mismo, no como un medio. No me pueden tratar como un medio”.

Me retiré del lugar, evidentemente su ebriedad le hacía hablar tonterías.

Los borrachos son unos de los pocos que dicen la verdad y los llevan a dormir.

Pero este borracho se pasó. Al día siguiente, tal vez, cuando tenga conciencia, si es que la tiene, no hablará así, es más que seguro que se olvidará de lo que ha dicho.


Este era el material que poco a poco llegaba a engrosar las filas del GEIN. Los ex PIP eran grandes policías, grandes filósofos o grandes bribones, pero conocían en arte y la ciencia de la criminalística y de la investigación criminal . Ahora, sólo había que enseñarles el arte de la inteligencia policial.

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