30 DIAS EN EL INPE
Develando las entrañas del monstruo
La experiencia vivida por el coronel en retiro de la policía y abogado, Benedicto Jiménez, durante los 30 días que estuvo como presidente del Instituto Nacional Penitenciario del 3 de febrero al 4 de marzo 2007.
Introducción
No es la primera vez que el Coronel en retiro de la Policía Nacional y Abogado, Benedicto Jiménez, más conocido como el “Sheriff”, incursiona en la literatura.
Esta vez lo hace para escribir en un texto simple, ligero, fácilmente digerible, sobre su corta y fugaz estadía al frente del Instituto Nacional Penitenciario ( INPE) , institución en permanente crisis, que acaba de postergar por 18 meses más el plazo para que el INPE reasuma la dirección de todos los penales del país , algo que se había vencido el 30 de junio 2009, un monstruo cuyas entrañas aún siguen siendo un misterio, que requiere un plan estratégico que tenga como objetivos , restablecer el orden y la autoridad, terminar con la sobrepoblación , el hacinamiento y la corrupción , reclutar aproximadamente mil nuevos agentes para el proceso de la retoma de los penales que debía culminar este año, poner en práctica , a modo de ensayo, la concesión de dos nuevas cárceles en un esquema de participación público-privada en la que una empresa concesionaria asuma la construcción y el mantenimiento de las cárceles, acabar con las bandas organizadas en la cárceles que alquilan “celdas doradas” y tienen control de los penales , sobre los cuales nada se ha hecho hasta ahora.
Dada la dimensión del problema y la búsqueda de una salida urgente y viable del problema de la sobrepoblación ( en el año 2007 había una población penal de casi 40 mil internos, cuando la capacidad real es para 20,497) la idea de entregar prisiones a operadores privados resultaba un reto atractivo.
En cuanto a la lucha contra la corrupción, una vez detectado el circuito de la corrupción, se debía aplicar sanciones drásticas, atacar con sabias medidas la sobrepoblación que traía aparejado la corrupción y la violencia en el 80% de los penales en el país .
30 Días en el Inpe.- Develando las entrañas del monstruo recoge las vivencias del coronel PNP ( r ) y Doctor, Benedicto Jiménez , durante su gestión como presidente del Instituto Nacional Penitenciario( INPE) y la única intención de escribir su experiencia es para que pueda ser útil para los agentes penitenciarios , considerados “institucionalistas”, que lejos de la ingerencia política o del gobierno de turno, puedan algún día reasumir la dirección de todos los penales del país , autonomía , base legal , y sobre todo, doctrina y profesionalismo adquiridos en su centro de formación y experiencia de trabajo.
También, esta experiencia está dirigida a todos aquellos que quieran conocer cómo es en realidad esta institución, médula vertebral del Sector Justicia , considerado “depósitos de la miseria humana” , donde van a parar los desheredados de sociedad peruana, los misios , aquellos que ven y sienten que la justicia en nuestro país sigue siendo una quimera , que si no se fugan de las cárceles es por que no quieren hacerlo y no encuentran mejores perspectivas en libertad; aquellos internos que entregan sus cuerpos para seguir sobreviviendo o que figuran en las listas de internos, pero en realidad, hace tiempo que se esfumaron o han desaparecido en los subterráneos del penal de Lurigancho donde nadie sabe cuántos presos existen o cuantos ya se fueron de manera subrepticia.
Espero , también, que las reflexiones del coronel, además de ser útil para conocer la realidad de una institución que explica y justifica la existencia del Sector Justicia , sirva para plantear soluciones inteligentes con la finalidad de combatir la corrupción que corroe todas sus entrañas y así dar el primer paso para la modernización de los penales que demandará tres quinquenios , restaurando el orden , el principio de autoridad en los penales donde existe desgobierno como el penal de Lurigancho , abriendo las vías certeras para alcanzar el objetivo del sistema penitenciario: la reinserción y rehabilitación, auténtica y eficaz, de los presos en la sociedad peruana.
Es intención del autor que a través de la lectura de este libro, conozca, aunque sea de manera superficial las entrañas del monstruo, pero también, tiene la esperanza , tal vez utópica, de que algún día las cárceles se conviertan en lugares seguros, exentas de corrupción y con capacidad para rehabilitar realmente a los “presiosos” .
Bombas de tiempo
Se puede vivir un día tan intenso como si vivieras una semana, un mes o un año; todo depende de los escenarios donde te muevas o la intensidad de la jornada diaria del trabajo.
El coronel Jiménez estuvo apenas treinta días como presidente del INPE (3 de febrero 2007 al 4 de marzo 2007 y cada día que estuvo en el cargo fue tan intenso como si hubiese vivido seis meses o tal vez un año por la intensidad del ritmo de trabajo y los s múltiples problemas que se tiene que afrontar .
Son tantos los problemas que enfrenta a diario el que dirige instituciones de este tipo , partiendo del hecho que los penales en el país son “bombas de tiempo” , están siempre con la mecha prendida, que se quema millones de neuronas y se mueve uno por el filo de la navaja .
El INPE está lleno de sorpresas y “misterios “ y pocos conocen lo que realmente sucede en sus entrañas .
Desde el comienzo de su gestión, el coronel fue conciente que por más esfuerzos que haga , era imposible llegar a conocer las entrañas de esta institución que pertenece al Sector Justicia , es su columna vertebral, que todos los días administra crisis, en medio de un mar de chismes, rumores, zancadillas, traiciones e infidencias ; que contaba con 5,022 trabajadores( cifra del año 2007) ; de los cuales, 4,622 eran nombrados y 400 , contratados; que administraba 84 penales a nivel nacional , y que a fines del año 2006, en sus estadísticas figuraba una población penal de 37,445 internos; que estaba estructurada en diez unidades ejecutoras o direcciones con plena autonomía administrativa y presupuestaria ; que para el año 2007 , su presupuesto iba a bordear los 193´500,910 nuevos soles; de los cuales, ochenta por ciento terminaría en las planillas o gastos corrientes , diez por ciento en gastos de capital y apenas, una suma irrisoria, sería destinada para a mantenimiento de las cárceles , que por su antigüedad , sus paredes se caían ante el más leve temblor.
De todo ese personal que aparecía en planilla, 279 empleados trabajaban en la llamada “Sede Central”, ubicada en la cuadra 4 del Jirón Carabaya, en pleno centro de Lima, y se movían como un pequeño ejército desorganizado, apiñados , en ambientes pequeños y tugurizados .
El INPE es una institución que se hunde en crisis permanente , como la mayoría de las instituciones del Estado, aunque para afuera , intentan demostrar que son eficaces y eficientes .
Esta situación obliga a que el funcionario público que es nombrado para dirigirla, la primera tarea que tiene al frente es conformar un equipo técnico que sepan manejar crisis, además de ser leales , que le cuiden la espalda , lo “ blinden” ante la prensa piraña y entronicen este principio : “ los problemas se solucionan , hoy, no mañana”.
Como es facultad del presidente contratar funcionarios para cargos de confianza, en menos de 15 días, el coronel conformó un equipo de trabajo para controlar y administrar áreas “sensibles” del INPE como son : Oficina General de Administración, Recursos Humanos, Logística y Tratamiento.
El tiempo fue demasiado corto para controlar otras áreas como Infraestructura y las Regiones ( unidades ejecutoras con plena autonomía , que se manejaban como islas en donde no llegaba el control de la presidencia).
El funcionario que asuma el cargo de presidente, nunca se aburre , porque todos los días se presentan situaciones inesperadas o problemas imprevistos que como retahílas , se atropellan unos detrás de otros.
El principal problema que se presenta en el INPE es la “sobrepoblación” o el hacinamiento, incluso llega al 360% más de su capacidad de albergue en prisiones como el penal de Lurigancho; situación que lo hace ingobernable.
Es una verdad de Perogrullo que las prisiones en nuestro país no rehabilitan a nadie y que cada año salen en libertad un aproximado de 1,800 internos sin estar rehabilitados , algunos de los cuales vuelven a caer en las garras de la delincuencia, incrementando la inseguridad ciudadana.
Cuando un sistema no funciona bien , debemos ser aseverativos en decir que “ el INPE y Ministerio de Justicia , se han convertido en organizaciones ineficientes y obsoletas”.
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