Por César Robles Ascurra
Son diversas las razones por las cuales uno queda impactado con el libro La Caída del Héroe, la verdadera historia del general Ketin Vidal, del periodista Carlos Paredes.
Y no podía ser de otro modo, pues el hilo conductor de esta fascinante, como atrevida crónica periodística, nos decanta a un personaje que en los últimos tiempos ha tenido un rol preponderante en la política peruana como el general Antonio Ketin Vidal Herrera.
Parte del mito que se construyó alrededor de su figura, y que la sociedad peruana recuerda nítidamente, fue gracias a esa imagen en la que aparece junto al líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán en el momento de su captura. Pero la historia, que cuenta Paredes con lujo de detalles y recogiendo diversas versiones de quienes participaron de dicha operación, fue que Vidal ni siquiera sabía del plan que el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), al mando del comandante Benedicto Jiménez iba a realizar la noche del sábado 12 de setiembre y que diera con la captura de los altos mandos del grupo terrorista.
Pero no es lo más intrigante de su hasta ahora poco conocida foja de servicios en la ex Policía de Investigaciones (PIP). Según el capítulo, “El héroe protege a un narcotraficante”, Vidal estuvo vinculado a la mafia de Reynaldo Rodríguez López, alias El Padrino, y es a raíz del escándalo Villa Coca que fue procesado y expulsado, junto a otros oficiales, de la institución policial en 1985. Paredes basa su investigación en los expedientes judiciales que se encuentran en el 25 Juzgado Penal de Lima y que tienen el número 375-86 y en la Corte Suprema de Justicia, con el número 876-89. Toda una joya periodística que el investigador ha logrado recuperar y que contiene los atestados policiales en los que Vidal reconoce su amistad con El Padrino.
Pero sí Vidal fue expulsado de la institución policial, ¿cómo así retorna por la puerta grande y se convierte en el héroe de la sociedad peruana capturando primero a Abimael Guzmán y luego a Montesinos?
Los testimonios que recoge la crónica señalan que la reincorporación de Vidal a su institución se debieron a las influencias de su abogado, y ex compañero de estudios en la escuela de pre cadetes del Ejército, Vladimiro Montesinos, quien a fines del gobierno aprista había reestablecido sus viejos contactos con los servicios de inteligencia y “era un hombre de confianza de Agustín Mantilla, el último ministro del Interior del entonces presidente Alan García”, a decir de Carlos Paredes.
Al igual que estas historias, existen otras en el libro, que explican una serie de hechos y situaciones que desmitifican la obra del general Ketín Vidal, y lo presentan más bien, como una hechura y creación del siniestro asesor presidencial, Vladimiro Montesinos, en su afán de tener secuestrada a la sociedad peruana.
Sin embargo, esta pericia periodística de Carlos Paredes, tiene como el salmón, un reto mayor; pues la imagen del general Vidal está impregnada en el ideario social como la de un policía “ejemplar” o ciudadano modelo, como dice Julio Villanueva editor de la revista Etiqueta Negra.
Pero La Caída del Héroe, es esto y más, por ello, no sorprende que haya obtenido el Premio 2006 de la Fundación Nuevo Periodismo que preside el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.
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